En mis años de universidad, un profesor de sociología nos puso como examen la realización de un especie de ensayo, con la libertad de elegir el tema que desearamos. Yo me decidí por escribir sobre la historia de mi pueblo. Entrevisté a varias de las personas con mayor edad para esa época y a sugerencia de Ramón Felipe Núñez ( quien me facilitó datos importantes) visité la Biblioteca Municipal de Santiago, donde conseguí un libro que tenía ciertas anécdotas de un baitoero del siglo pasado.
Entre toda la información que manejé recuerdo la que se refería a la importancia económica que para esa época tenía la zona comprendida por López y Lo Melao. En esa área se desarrolló una economía basada en la ganadería y la molienda de caña de azúcar.
Más de un siglo después, las realidades son otras: el ingenio ya no existe y la ganadería languidece por varios factores, entre ellos, quizá el más importante, la falta de agua.
Como si esto fuera poco, a esa eterna falta de agua potable para nuestro pueblo, ahora se le agrega otro elemento tan preocupante como el primero: la explotación de una mina de piedra caliza, propiedad de la empresa Cementos cibao.
A esa zona, pulmón natural que todavía sirve de aliento para miles de munícipes que, directa o indirectamente, han padecido la contaminación agobiante que por años les ha causado dicha cementera, ahora les pretenden asfixiar con todo el desastre ambiental que arrastra un proyecto de esa índole.
Los Dueños de la Tierra es una novela histórica del intelectual argentino ( fallecido) David Viñas, la cual acabo de leer en estos días. En ella hay una frase que podría sintetizar la lucha que todos los baitoeros y baitoeras debemos encabezar para evitar que nos impongan un suicidio ecológico y humano que nos cubriría por generaciones: "La tierra es la verdad absoluta, es la primera y la última: es la muerte".
Cuántos de nosotros los que vivimos fuera de nuestro Baitoa deseamos regresar a esa verdad absoluta, hasta después de la muerte? La gran mayoría, aseguro yo!
Pero quién querrá regresar o quedarse en una verdad absoluta que no tiene agua y se muere por la indolencia de los que única y exclusivamente les importa el capital? Muy pocos, pienso yo!
Ahora es el presente y el futuro y hasta un encuentro con nuestro pasado. La lucha debe ser una e invariable: NO A LA EXPLOTACIÓN DE LA MINA!