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Leonardo Pérez 30 octubre 2012
La tarde de
este martes se vistió de dolor incontenible en las calles próximas al
cementerio municipal de Baitoa. Los ecos de llantos, quejidos y hasta gritos
impregnados de lagrimas provocaron la más sincera condolencia de todos los transeúntes
del área céntrica.
se trataba
del entierro del Jeffry, joven acecinado de una puñalada en el corazón, por un compañero
de escuela, la pasada noche del lunes en el Liceo Enésimo Jiménez de la cuidad
de Santiago.
Familiares,
amigos, maestros, compañeros de clases y una madre desgarrada lloraban
desconsolados, encontrado refugio el uno al otro. "Nunca había visto un entierro
con tantas muestras de dolor" nos apunta el yunyunero Tono, refiriéndose
al acontecimiento.
El cuerpo
sin vida del joven de apenas 16 años de edad fuen enterrado, entre los llantos descontrolados
de una generación de adolescentes que buscaban entender porque esta historia debió
terminar así.