
Sus hijos fueron Polin Sánchez; procreador de Marino “El tigre” y Ramonita. Wudelinda Sánchez; procreadora de Huáscar, Héctor, Pajelito, Anyelito y Franklyn. Antonio Sánchez; procreador de Mercedes, Ramón, Manuel y Robin “Pichón”. Gloria Sánchez; procreadora de 14 hijos entre lo que cuentan Hilario, Franquin, José, Uripide, Héctor “Síndico de Cotuí”, Melisa, Delsa y Jonnhy entre otros. Bartolo Sánchez (mi abuelo) procreador de José, Martha, Berto, Manuela, Manuel, Bartolito, Altagracia y Ricardo. Rafael Sánchez; procreador de Rafael “Buitre”, José Alberto “Negro”, Sandra y Javier “Tico”. Cesar Sánchez; procreador de Cesar, Marian, Frank y Yesenia. Guaro Sánchez; Procreador de Guarionex, Yohany, Sandra y Juan Rafael. Porfirio Sánchez (hijo que aún estaba en el vientre al momento de su muerte) Carolina, Francis, Reinaldo, Mari y Jesenia.
Por la partida a destiempo de Israel, estos niños despertaron toscamente a la adultez, buscando el sustento colectivo de la familia en base al legado de su padre, en base a lo único que dejó por herencia perpetua; el trabajo honesto y la fortaleza de espíritu.

Hoy me honra ser parte de un legado familiar lleno de colores y valores, por ello reflexiono tal cuál hiciera San Agustín; Si quieres ser grande, comienza por ser pequeño; si quieres construir un edificio que llegue hasta el cielo, piensa primero en poner el fundamento de la humildad. Cuanto mayor sea el futuro que se trate de levantar, tanto más hondo hay que cavar el cimiento. Y mientras se construye hacia lo alto, es preciso cavar el cimiento hasta lo más profundo. El edificio antes de subir se humilla, y su cúspide se erige después de la humillación.
Nota: Esta la 4da entrega de una serie de breves entregas que llamaré “Un abuelo extraordinario” con el interés de compartir con ustedes de las campesinas enseñanzas, del tierno amor y del extraordinario ejemplo de vida de mi iletrado abuelo materno; Bartolo Sánchez. PARA VER LAS ANTERIORES PUBLICACIONES, CLIK DEBAJO.