El enorme terremoto que devasto al hermano país de Haití el pasado 12 de enero es una tragedia que enluta no solo a los haitianos, sino que une en el dolor a todos los pueblos del planeta.
Recuerdo que en uno de mis primeros artículos para este medio y señalando lo admirable de la fundación "El buen samaritano", escribí que cuando en cualquier lugar del mundo se produce una tragedia de la magnitud de la actual en Haití, la solidaridad humana se manifiesta de una manera tal que deja claramente establecido el sentimiento de compasión que reposa en nuestros corazones. Hoy vemos como el mundo entero esta pendiente y prestando ayuda a este de por sí, empobrecido país.
Cuando la furia de la naturaleza se ensaña en contra del hombre, no anda preguntando por las condiciones económicas de los afectados. Por eso, aunque algunos pensemos que no
es justo que esta clase de catástrofe suceda a gente tan débiles, nos damos cuenta de que no hay nada que hacer en contra de esos fenómenos.
Otra desgracia muy diferente, fue lo que aconteció en el año 1937, cuando el tirano dominicano Rafael Trujillo cometió el mayor genocidio conocido en América, asesinando a más de 25,000 haitianos.
Este feroz crimen se compara con el ordenado por el mayor criminal en toda la historia de la humanidad: Adolfo Hitler, que asesino a mas de 6 millones de Judíos.
Quizás en otra ocasión escriba algo con más detalles acerca de lo que fue conocido como El Holocausto en El Caribe: en referencia a la gran matanza de haitianos ordenada por este criminal de Trujillo.
Por ahora les diré; que cuenta la historia que en solo una semana comenzando el día 2 de octubre de 1937 más de 25,000 haitianos pagaron con sus vidas el precio del egocentrismo de este hombre que se creyó con el derecho a disponer de lo más sagrado del ser humano que es la existencia. Como nota del descaro para cometer esos asesinatos, la orden que se impartió para identificar a los haitianos que residían en nuestro país, para su inmediata eliminación, fue que a cualquier persona que por su color diera la impresión de ser del otro país se le ordenara decir en voz alta la palabra “PEREJIR” y como era del conocimiento público que a esos hermanos se les dificultaba pronunciar la “R” la cual hacían sonar como “L”, quien respondiera diciendo “PELEJIL” era ejecutado en el acto.
QUE DIOS RECOJA EN SU SENO A TODAS LAS VICTIMAS DE ESTA ULTIMA TRAGEDIA HAITIANA, ASI COMO A TODAS AQUELLAS
DE1937.
PA Z ETERNA A SUS RESTOS.