Ya vimos en el artículo La Danza de los Millones como nuestra economía fue ampliamente beneficiada en los anos de la primera Guerra Mundial, debido al alza de los precios de nuestros productos de exportación. También vimos el problema que se presento una vez esos productos volvieron a bajar de precios.
Como la bonanza económica de referencia aconteció 25 años antes de yo nacer, es obvio que para tener idea de los hechos, hube de consultar los textos de historia para que me autoricen a compartir esos conocimientos con un criterio serio y portador de la verdad histórica. Al final de ese escrito, dije que 50 años después, en nuestro país se presento un situación parecida pero jamás comparable.
Ya para ese entonces, mi edad permitía que yo formara mi propio concepto en cuanto a lo que acontecía, por lo que puedo afirmar con toda responsabilidad que lo que yo escriba relacionado a esa parte de nuestro reciente pasado, estará sustentado única y exclusivamente en mi juicio personal, por lo que cualquier disentimiento ante algún señalamiento lo respetaré como un derecho sagrado, aunque confieso que mi total imparcialidad al escribir sobre asuntos de esa naturaleza me anima a sentir seguridad suficiente ante cualquier replica.
Me permito ahora, señalar algunas reflexiones que expondré en el artículo que pienso escribir a partir de la próxima semana y así darle fundamento al titulo de este trabajo: Por que El Merengue de Los Millones. En que se parece y se diferencia a La Danza de Los Millones. Por que afirmo que en nuestro país el dólar no es dinero.
Quienes bailaron el Merengue de Los Millones. Quienes se beneficiaron de ese periodo. Que no hicieron y debieron hacer los lideres sociales y políticos del país en esos alrededor de 20 años que duro el Merengue de Los Millones. Quienes fueron mis confidentes a los cuales les advertí de las funestas consecuencias que cosecharíamos.
Como se ve, para tratar todos esos puntos se hace necesario contar con tiempo y espacio suficientes, por lo que pido paciencia a quienes puedan interesarse en analizar esa etapa de nuestra vida social y política.
Dicho esto, me resta decirles: Hasta la próxima semana si Dios quiere Baitoeros.