Tal cual pareciera un don otorgado por el mismo Dios, la frescura del paisaje nos roba el aliento y las expectativas se incrementar al bajar la prolongada montaña.
El comité de bienvenida, encabezado por José el Loco y su “eso, eso, eso; si puede” y Míguelo el Loco, paseando sus perros.

Ha! El momento de refrescarnos y disfrutar de un delicioso coco de agua con con mucho hielo, y sacar unos plantones de yuca para luego degustarlos en la cena con salami y queso.
Luego desplazarnos por Baitoa y colaborar con los distintos grupos comunitarios, en este caso con la Fundación Leopoldo el buen Samaritano, entregando algunas camas a familias necesitadas de La Zanja.
Nelo si sabe disfrutar de su país y su pueblo cuando nos visita, vamos todos a imitar el ejemplo de este noble compueblano… Nos juntamos en agosto.