Por Rafael Peña
Hace alrededor de 30 años, un veterano ingeniero capitaleño de la secretaría de Obras Públicas me decía; que por razones de su profesión, conocía de punta a punta a nuestro país. Me aseguro que nunca encontró una comunidad que siendo sección rural como Baitoa, contara con las obras públicas que tenia nuestro terruño. Me confeso dicho amigo que desconocía las raíces de este fenómeno; y aprovechando estar frente a un joven Baitoero, quiso escuchar mi punto de vista al respecto. Le dije que lo de Baitoa era sencillo explicárselo; que el secreto estaba en que por fortuna nuestra comunidad, desde su fundación ha contado con liderazgo social. Siempre existió como existe en la actualidad, Baitoeros que se han encargado de presidir nuestras aspiraciones, Para finales de la década de 1950 Baitoa contaba con escuela pública hasta el sexto grado; Clínica rural; Oficina de correos y telecomunicaciones; Cuartel de policía; recogida de basura; luz eléctrica, un parque y una carretera que nos une a Santiago, la segunda capital del país. Señalo estas obras; solo para dar una idea de lo importante que es para una comunidad tener liderazgo, porque si fuéramos a evaluar las características de un gobierno por las obras que se han construido en un pueblo y tomáramos a Baitoa de ejemplo, tendríamos que concordar en que el mejor gobierno del país ha sido el de Trujillo, cosa muy distante de la realidad.
Cuando existe liderazgo puro en una comunidad, no tiene importancia la ideología del gobierno de turno. Siempre habrá comprensión y decisión para alcanzar metas.
Ahora bien; parece ser que los méritos de Baitoa, acumulados a través de muchos años de historia, ha puesto a algunas personas a pensar (equivocadamente) que no todos los Baitoeros tienen el mismo derecho de organizarse y contribuir con cualquier proyecto que tienda a beneficiar a nuestra patria chica. No voy a entrar en detalles en este asunto; solo quiero hacer una inofensiva advertencia a todos los Baitoeros que como yo aman a Baitoa.: Recordemos siempre aquellas palabras que inmortalizaron al prócer mexicano Benito Juárez: